Dios es vida

Vida. La vida real, en Cristo,  es la  fuente primaria impartida por Dios, ilustrativa, comprensiva y fundamental,  que nos hace a los que creemos en Cristo un alma viva.   Es el algo esencial que Dios ha impartido.  En la biblia en el N.T., hablando de cosas impartidas, desde la perspectiva de Dios,  es regalar algo que  siempre está presente y actuando     , que corre desde el poder de la vida de Dios.  Eso es lo que Dios quiere decir cuando dice que nos “imparte” algo.  Ese mismo concepto también se aplica a Génesis 2:7, como cuando Dios impartió “el aliento de vida…”. Después de la caída es otra historia. Después de la caída de la humanidad, sin Cristo, ya no podemos hacer otra cosa que  respirar y elegir, lo que significa que NO todos somos hijos de Dios. A algunos les encanta decir: “Todos somos hijos de Dios”. Pues, no, eso no es cierto.  Para que podamos ser parientes de sangre, también debemos elegir a Cristo. El hecho de que todos tengamos suciedad, respiración y la capacidad de elegir en común no nos convierte en parientes de sangre. Solo podemos estar  en la familia de Dios a través de Cristo, y  solo Cristo, quien es la única manera de vivir en la brillantez de la vida que siempre está presente y trabajando, corriendo hacia adelante en el poder de la vida de Dios.

En Juan 3:16, “vida eterna”, siendo “vida” la palabra griega, “Zoé” significa: “el estado de uno que posee vitalidad o es animado”. Estar “vivo” es estar animado. Estar muerto es ser inanimado. Vida… la vida real es el don de Dios, y se accede a  través de la fe en Jesucristo. Esa fe animadora también nos imparte una nueva naturaleza que  resulta en comunión con Dios en Cristo,  que nunca será interrumpida por la muerte.

Pablo escribe en 2 Corintios 5:17 que si alguno está en Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas han pasado; he aquí, todas las cosas se han vuelto nuevas”. Sólo el Señor tiene vida absoluta en sí mismo, y sólo Él es la fuente de toda vida, y  lo diré de nuevo, aunque puede ser difícil de  aceptar para algunos: El hecho de que respiremos y elijamos no significa que estemos vivos. Respirar no es necesariamente evidencia de la vida como Dios se propuso, sino más bien la evidencia de que Dios le ha dado, el derecho de respirar, actuar y elegir. La vida, como Dios quiere que sea para nosotros, es algo mucho más dinámico que simplemente respirar y elegir.

A todos se les ha dado, por Dios, el derecho de respirar, actuar y elegir.  Romanos 5:12, “… Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y la muerte por el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron”. Sin Jesucristo hemos perdido nuestra animación y nos hemos vuelto inanimados. Estar animado significa que tenemos peso para lograr e influir, pero ser inanimado significa que  no tenemos peso para hacer una diferencia, una diferencia real en el estado del universo.

Dios NO está enojado con nosotros y no nos desprecia ni nos menosprecia, porque el Todopoderoso amó tanto al mundo, Jesús dio Su vida como sacrificio y ofrenda por el pecado del mundo, y una ofrenda es algo dado de valor y viene con un voto. 1Crón 1:24 pinta un cuadro de un presagio de las cosas por venir cuando  David se negó a dar una ofrenda quemada que no le costó nada porque sabía que la ofrenda sin costo no tenía valor. Dios dio la ofrenda de Cristo, Su Hijo, quien era la ofrenda suprema, y Su voto fue que, como creyentes, Él ya no estaría enojado con nosotros.  (Is 54:9-10) Dios prometió redimirnos si nos arrepentíamos, nos daría un destino y una herencia, adoptándonos como realeza, compartiría con nosotros Sus atributos que son de valor infinito, y nos amaría todo el camino de regreso a Él para siempre. La ira de Dios fue derramada sobre el Hijo en el Calvario.  ¿Estás de acuerdo con eso, o sientes que necesitas sufrir y ser azotado un poco más para que te sientas digno de recibir el regalo de Dios?  No sólo Jesús murió por nosotros como ofrenda, sino que resucitó de entre los muertos porque “En él estaba la vida (zoe) y la vida era la luz (o fuego) de los hombres”.

Ahora bien, ESO es un valor que no es posible ignorar y es exagerado, más allá del  infinito y más allá de cualquier cosa que el mundo o la oscuridad puedan ofrecer. Dios es vida. La vida no se puede conseguir o comprar en maquinas dispensadoras, latas de comidas o bolsas de mercado, la vida no sucede asi simplemente, como se anuncia comúnmente en los medios de publicidad actual. La vida esta exclusivamente en Dios Todopoderoso solamente, Padre, Hijo, Espíritu Santo, Un Dios. Dios es vida.

En Juan 10:10, Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”.  Eso es “abundantemente”, es en  el sentido  de más allá de  nuestra imaginación,  superabundante en cantidad, superior en calidad y, por implicación excesiva.  La vida en esos términos NO puede ser tocada por el universo. Sólo Dios lo tiene  y estamos, en pocas palabras, muertos en el agua sin él.

Habacuc 2:19 usa la frase “sin aliento en absoluto”, en referencia a los ídolos, toda la escritura declara “Ay” sobre aquellos que buscan conocimiento y vida  en la madera y piedra, que son materiales creados; materiales que no poseen vida ni conocimiento, ni pueden impartir vida o conocimiento a nadie. Los hombres, con demasiada frecuencia,  buscan escapar de Dios, buscando conocimiento y vida más allá del Señor, adorando y sirviendo a la creación en lugar del Creador.

Dios es vida, la única vida. … super abundante, superior y excesiva.  Él es extremadamente Dios y no hay otro.

Gracias por escuchar, soy Social Porter para el Ministerio Viviendo en Su Nombre.

Traducción por Alfredo Magni Sozzi

Haz lo correcto

2 Tesalonicenses 3:13 “Pero en cuanto a vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.”

Sé que todos entendemos lo difícil que es hacer lo correcto, especialmente cuando parece que la justicia estaría mejor servida haciendo lo incorrecto.  Hacer lo correcto ocasionalmente o por un corto tiempo no trae los avances que necesitamos en la vida, y no sabes, muchas, muchas personas necesitan un progreso de alguna manera. 2 Tesalonicenses 3:13 nos exhorta no solo a  hacer la acción buena y apropiada solo cuando nos conviene, sino a continuar haciendo lo correcto,  Y a veces simplemente tenemos que hacerlo una y otra y otra vez antes de ver resultados. Cualquiera que haya entrenado alguna vez a una mascota sabe que tiene que ser consistente y repetible, haciendo lo mismo repetidamente para comunicar qué es lo que queremos que la mascota haga, o no haga. ¿No es esto también cierto con nuestros hijos? No podemos simplemente decir la verdad a la vista y al oído de los niños… Necesitan vernos ser honestos una y otra vez para que tengan la idea de que no solo nosotros, los padres, somos honorables y honestos, sino que deben actuar de manera similar a nuestras acciones, con suerte incluso superándonos en hacer lo correcto.

¿Cómo actúas cuando estás agotado con el comportamiento de otras personas? Es la verdad, la gente puede ser muy irritante, pero si estás escuchando, entonces tú también eres parte de esas personas … ¿Qué es una acción correcta para ti? Cuando estás en la tienda de comestibles, siempre parece haber alguien que está comprando como si fuera la única persona en el mundo…. Y debo admitir que hay momentos en que  tengo ganas de gritarles, diciéndoles “¡Muévete!” Pero eso no estaría bien, me imagino.

Cuando sentimos que nos impacientamos y nos fatigamos en nuestro bien, vamos a Dios y esperamos en Él para que nos dé nuevas fuerzas para que seamos capacitados por Su gracia para avanzar hacia una conclusión justa.

Hacer lo correcto cuando no parece que estemos obteniendo los resultados correctos no es fácil, especialmente cuando todos los pequeños detalles parecen estar en nuestra contra.  Cuando un agricultor planta semillas en el suelo, debe mantener  una mirada paciente  sobre todo   hasta que  finalmente lleguen los brotes y finalmente   produzca una cosecha. Es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo. Si el agricultor abandona su huerta y deja de cuidarla, perderá la cosecha de todo el trabajo duro.

¡Una de las cosas favoritas de Satanás es tratar de hacer que nos rindamos! Sin embargo, Dios nos dice que soportemos, persistamos, continuemos y terminemos. El Señor nos enseña a ser sufridos, pacientes, decididos y firmes. Todos aman los dones del Espíritu  como se ve en 1 Corintios 12:4-10, ¡así que amemos también el fruto del Espíritu! (Gálatas 5:22)

Escuché a alguien decir en su experiencia, aunque tal vez limitada, descubrieron que a menudo tienen que tratar bien a las personas durante mucho tiempo antes de que comiencen a ser tratadas de la misma manera.  Para mí, a menudo, tengo que hacer lo correcto con una actitud correcta durante mucho tiempo antes de comenzar a obtener los resultados correctos.  Aquí está y es la verdad.  Así como la semilla natural finalmente echa raíces y el comienzo de una planta atraviesa el suelo, nosotros también veremos un gran avance si continuamos haciendo lo correcto, independientemente de lo que hagan los demás.

La gente con frecuencia se da por vencida con demasiada facilidad, sé que ciertamente han habido momentos en los que lo he hecho. Cuando nuestros sentimientos renuncian a nosotros, tendemos a renunciar también.  Pero después de vivir en las buenas y en las malas, he aprendido que puedo sentirme mal y aun así elegir hacer lo correcto.

Jesús dijo en Lucas 6:27 “Pero yo os digo a vosotros que oís: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen”.

1 Pedro 3:11 “Apartarse del mal y hacer el bien; Que busque la paz y la persiga. 12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos están abiertos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal”.

Un signo de madurez espiritual es la capacidad de vivir más allá de nuestros sentimientos. Cuando solo nuestros sentimientos son el motor que impulsa nuestro tren, tenemos problemas reales.  Las personas que son espiritualmente maduras viven por decisiones tomadas basadas en la Palabra de Dios, no en cómo se sienten.  Vamos, arriésgate a estar con Dios y hagamos el bien a nuestro prójimo. Creo que una de las cosas que más falta en la iglesia hoy en día es simplemente la hospitalidad.

Permítanme animarnos a todos: no nos rindamos; sigamos haciendo lo correcto independientemente del mundo que los rodee.

Gracias por leer, soy Social Porter con el Ministerio Viviendo en su Nombre.

Traducción por Alfredo Magni Sozzi

Él es Jesús

          Su nombre es Jesús. Él es el árbol plantado en agua viva, Él es el que da fruto a tiempo y fuera y cuya hoja no se marchita. Cualquier cosa que haga… Prospera. ¿Puede haber alguna semilla que Dios planta que no crezca? ¿Puede haber algún sueño que Él dé que Él no enmarque, construya y dé mucho fruto? Él es la plenitud de la redención y el balance de la reconciliación.

Él es Aquel que nos da imágenes para familiarizarnos con Él. Él es Dios que nos susurra que nos durmamos cuando estamos inquietos, luego susurra Sus dedos de Dios contra la tierra hasta que llueve amor en nuestras vidas, haciendo que los corazones resecos vuelvan a cantar, incluso en los momentos en que hubiéramos preferido dejar de vivir.

Jesús es el que conoce tus historias antes de que nazcas, quien te atrae a la verdad para encontrarte con ti mismo, resolver tu yo y amarlo sin miedo. Él es Dios que camina sin moverse, sueña sin dormir y nos llama, a cada uno a sí mismo sin hablar. El Salmo 32:8 dice que Él nos guía con Sus ojos. Él es Aquel que te ha estado hablando antes de que supieras que era Él quien te hablaba, mucho antes de que lo conocieras como lo conoces ahora. Recuerda. Su intención era llamarte, incluso cuando eras un niño. Él está allí. Fue Jesús todo el tiempo.

Cada vez que nos chocamos con la vida de otro, Cristo está hablado en nuestro momento de conexión, Él es el que vence nuestra inercia, nuestra “indisposición al cambio”, nuestra resistencia a un cambio de dirección. Él es la foto que está más allá del marco: no conoce las limitaciones de la justicia y es el brillo infalible de la realidad que ningún ojo puede escuchar y más de lo que las palabras pueden ver.

Muchas veces no necesitamos que alguien nos traiga un GRAN cambio, solo necesitamos un pie firme, para que podamos poner ese seguro, y podamos cambiar de dirección.

En última instancia, es el pie del Salvador, quien en Su misericordia, nos proporciona una columna… incluso cuando todos nuestros amigos más cercanos y confiables se han ido, Jesús nos da una manija para sostenernos fuerte a Su Corazón, incluso cuando estamos colgando de un acantilado de roca filosa inclinada hacia atrás, Jesús está allí con nosotros, y Él está ocupado trabajando en nuestro nombre, dirigiendo manijas, haciendo movimientos, lanzándonos cuerdas, acercándonos a Su corazón,  nunca dejándonos o abandonándonos. ¡Él está allí!

Jesús es el que celebra con nosotros, Lucas 15:10 “Os digo que hay regocijo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”.

Él es Dios que suplica por nosotros, como en Romanos 8:26, “De la misma manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos por qué debemos orar, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que las palabras no pueden expresar”.

Él es el que llora con nosotros cuando lloramos, Juan 11:33-35, “Cuando Jesús la vio llorar, y los judíos que habían venido con ella también llorando, se conmovió profundamente en espíritu y se turbó”. ¿Dónde lo has puesto?”, preguntó. “Ven y mira, Señor”, respondieron. Jesús lloró”.

Nuestro Dios es el que se va de aventuras con nosotros. Tanto en Mateo 14 como en Marcos 8, los discípulos estaban en una tormenta y Jesús estaba con ellos. Jesús fue el que calmó la tormenta, Él es el que caminó sobre el agua, y Él es el que resucitó a los muertos.

Soy como una página en blanco, y las letras son EL, como el agua azul tocando las orillas blancas junto al Árbol de la Vida en el Mar de Cristal, de pie como figuras entre el agua y el aire. Él es como una mano brillante que escribe palabras brillantes en mi corazón, escribiendo pensamientos plateados, pensamientos de Dios brillando. Él es Dios que despierta ideas en mí, y Dios que sueña Sus sueños sobre la creación como una mano abierta que ofrece Su esperanza y salvación. Jesús es el Todo en Todo, abundante y más allá de nuestro más allá.

Jesús, nuestro Señor, Él es el cántico de los cantares que se ha cantado desde antes de que se establecieran las fundaciones del mundo. Él es quien nos enseña cómo romper la regla del silencio que nos impone el pecado para que lo alabemos con los labios apretados por el miedo y una conciencia sucia. ¡Enséñanos a romper la regla del silencio herido, Señor! Lo es… presente. Lo es… tiempo presente en el pasado, Él es … tiempo presente en el futuro. Él es porque Él es Dios y no hay nadie como Él porque Él es verdaderamente el Uno y Único. Isaías cita al Señor diciendo: “Si hubiera otros Dioses, los conocería, y no conozco a ningún otro. YO SOY”.

Romanos 6:14, “Porque el pecado no será vuestro amo, porque no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.” Por Jesucristo vino la gracia, y por gracia sé que Jesús es El Uno, y sólo hay Uno. Antes de conocerlo, guardé silencio porque mi maestro era el pecado a quien tenía que obedecer. Perdí mi voz a muerte. Pero ahora, porque he conocido, conozco y conoceré a Jesús, ya no soy libre, nunca mas en silencio y soy solo un esclavo del amor, el Cristo de Dios que me amó primero.

El Señor nos reunirá a los que somos Suyos, y oh, qué día será. Él llamará nuestros nombres, y responderemos como letras con valor multidimensional, responderemos al llamado de Dios como palabras doradas con sílabas de plata, turquesa y jade. 1 Tesalonicenses 4:17, “Después de eso, nosotros, que todavía estamos vivos y quedamos, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre”. Contaremos nuestras historias, Él abrirá nuestros misterios y brillaremos con la Luz de nuestro Salvador resucitado cuando todos nos sentemos a reclinarnos y cenar con nuestro Salvador que vive para siempre. Jesús, “Él es Dios”. Él eclipsa la velocidad de la luz, capaz de estar en el pasado, el presente y el futuro, todo al mismo tiempo. Él es capaz de moverse hacia atrás y hacia adelante en el tiempo a su voluntad, porque Él está más allá del tiempo y el espacio, Él es Dios.

Gracias por leer, soy Social Porter con el Ministerio Viviendo en su Nombre.

Traducción por Alfredo Magni Sozzi

Primeros Frutos – Segunda Parte

¿Qué pasaría si habláramos con Dios primero, y le pidiéramos Su consejo, Su sabiduría y consejo antes que todos los demás, ¿poniendo el consejo de nuestros amigos, vecinos y consejeros pagados en último lugar?
Declaramos a Dios como supremo reinante en nuestras vidas, y citamos Apocalipsis 1:8, “Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin”, dice el Señor, “que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”. Sin embargo, parece que nuestra agenda personal, de alguna manera, la mayoría de las veces, logra llevar a Dios al último lugar. ¿Somos valientes para ser honestos con nosotros mismos para admitir que somos personalmente responsables de no poner a Dios primero, dándole lo primero y lo último en todo?
Así que ven conmigo un momento: Supongamos que vamos a jugar el juego del diezmo del 10%. Le daremos el 10% de nuestro dinero tal vez, y eso es un GRAN tal vez, pero ¿seremos tan cuidadosos al darle el 10% de nuestro tiempo, el 10% de nuestras palabras, el 10% de nuestra comida, el 10% del kilometraje de nuestro automóvil, el 10% de nuestro pensamiento, el 10% de cualquier otra cosa de la que estén hechas nuestras vidas? ¿Queremos hacer lo del 10%? Suena MUY tedioso para mí. Es curioso lo selectivos que somos sobre qué parte de nuestras vidas damos el 10%. Somos muy… muy… Cuidadosos de contar, hasta el centavo, el 10% (o menos) de nuestro dinero, y luego nuestra actitud subyacente es una de “ahora que le he pagado a Dios esta semana, el resto de todo es mío … mío, mío, mío. ” Yo, yo, yo. Creo que tal vez este negocio del 10% es realmente una cobertura muy inquietante para algo mucho más profundo.

Aquí hay una mejor manera. Los siguientes son tres puntos para acercarse a la idea de cómo marcar una porción como perteneciente a Dios. ¿Y puedes creerlo?… comienza con nuestro pensamiento, viendo al Señor como nuestro enfoque, contexto y destino.
Primer punto, Dios. Él es el sujeto de la vida, el fundamento para vivir, el principio del principio. Si no tenemos la sensación de que el Señor es primordial y primero, es muy probable que tengamos dificultades para mantener nuestras prioridades claras. Pongámoslo a Él primero, dándole los primeros frutos de todo lo que hacemos y decimos. Cuando hacemos eso, nos pone en la posición de que el Señor nos dé un vocabulario para hablar de manera precisa y completa sobre nuestras vidas, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Nos estamos posicionando para poder expresar lo que pensamos y hacemos. Cuando orientamos nuestro rumbo hacia Dios, nos permite poseer sabiduría sobre las personas con las que vivimos y cómo llevarnos bien con ellas. De repente, tenemos conocimiento de las coordenadas sobre los problemas en los que nos encontramos, y comprensión de las asombrosas bendiciones que siguen llegando. No Dios en los márgenes, no Dios como opción, no Dios solo los fines de semana, no Dios como una ocurrencia tardía, sino Dios en el centro y en la circunferencia todos los días.
Segundo punto, Dios. Él es el contexto en el que vivimos nuestras vidas, el tejido conectivo entre nuestro corazón, cabeza y cuerpo, con Jesús como nuestra línea de vida con el Padre. Si no tenemos un sentido de Él como nuestra sustancia, seremos como un cero en una recta numérica, sólo marcadores de posición sin valor creciente. No Dios como el creador de reglas, no Dios como una plomada de la ley, no Dios como un oscuro protoplasma colgando entre las moléculas, sino Dios en el medio, de borde a borde, como el medio y el contexto de toda nuestra respiración.
Y Tercer punto, Dios. Él es el fin del fin. Todas las cosas terminan a Sus pies. Él se reserva el derecho de designar el comienzo de nuestros días, y aparta para Sí el derecho exclusivo de que todas las cosas terminen en Su trono. Nuestra meta es ser restaurados, caminando con Él al final del día, en el fresco del jardín. Si no tenemos un sentido del Señor como nuestro punto final, nunca definiremos con éxito nuestro destino. No Dios como un punto de fuga, no Dios en la oscuridad, no Dios como uno de los muchos finales posibles, sino Dios como apoyo y cobertura, aliento y visión, primero y último.
¿Qué pasaría si le diéramos a Dios toda nuestra respiración, todo nuestro pensamiento, todo nuestro sentimiento y toda nuestra fuerza? ¿Cómo te parecería eso? ¿Qué pasaría si confiáramos en Él para que nos dijera cuánto dar de nuestro todo, creyendo que Él no nos iba a pedir que diéramos hasta que fuéramos destruidos? ¿Qué pasa si Dios realmente, realmente, en realidad, realmente nos ama y se preocupa tanto por nosotros que, si confiamos en Él con nuestra respiración, pensamiento y sentimiento, Él nos bendeciría más allá de nuestros sueños más salvajes, tanto que no podemos imaginar y nunca hemos visto la semejanza de Su derramamiento de bondad sobre nosotros? ¿Qué pasaría si diéramos a otros porque Jesús primero nos dio a nosotros, y nosotros dimos como el Señor nos dijo en lugar de simplemente hacer una regla o ley de un porcentaje?
Esta semana, dale a Dios tus primeras y últimas palabras. Pruébalo durante 3 días. Haz que Él sea la primera persona a la que saludes, y la última persona a la que le des las buenas noches. Él es digno. “Y se dirá en aquel día: “He aquí, este es nuestro Dios; Lo hemos esperado y Él nos salvará. Este es el Señor; Lo hemos esperado; Nos alegraremos y nos regocijaremos en Su salvación”.
Ah, y realmente tenemos que deshacernos de nuestro sistema de mérito / demérito que dice: “¡Si no diezmas, Dios te lo va a exprimir de alguna manera!” ¿Enserio? De hecho, escuché a más de un pastor decir eso. ¿Realmente creemos que Dios es tan vengativo y duro? ¿Es ese REALMENTE Su carácter? Si crees que sí, ¿de dónde sacaste esa idea porque no es verdad?
Dale a Dios tus primeros frutos, dale lo primero y último de cada día, y la totalidad de tus pensamientos y palabras en todo lo demás.
Gracias por leer, soy Social Porter con el Ministerio Viviendo en su Nombre.
Traducción por Alfredo Magni Sozzi

Primeros Frutos – Primera Parte

Hoy es la primera parte sobre el tema de “Primicias”.

Un amigo mío me contó esta historia, dijo: “Por la mañana, todas las mañanas, en el momento en que abro los ojos, trato de hacer de Dios la primera persona con la que hablo.  Tengo esta idea en mi cabeza de darle algo más que una ofrenda de dinero, sino dar mis primeros frutos en todo. A la luz de eso, he estado haciendo un esfuerzo para darle mis primeras palabras en la mañana y mis últimas palabras en la noche, en realidad haciendo de Jesús mi primero y último de todos los días. Es más que alabanza con palabras, es actitud, es  adoración nacida de la intención de mi corazón. A veces tengo que pensar para hablar, pero cada vez más a menudo veo que eso cambia a algo más natural y fluido. Luego continuó: “Como esta mañana, cuando abrí los ojos, incluso antes de estirarme y considerar si había dormido bien o si había tenido algún sueño, de mi boca escuché: “Gracias Jesús. Tú eres el Señor, que es hermoso y fuerte en mí”.  La obra del Señor en mi corazón fue evidente en el momento, no pude evitar sonreír para mí mismo. Cuando escuché sus palabras, algo profundo resonó en mi corazón.

Entonces, pensé que lo  intentaría. Sorprendentemente, no pasó mucho tiempo antes que… Me encontré sintiendo una profunda satisfacción de que la adoración era evidente en mí. Alabanza y gracias a Dios fue lo primero en mi boca. Después de muchos días,  no siempre tuve que pensar para que sucediera.   No tenía que acordarme de hablar con Dios primero y último, como si fuera una obligación. Hablar primero con Él fue un placer… De la abundancia de mi corazón, mi boca habló.  Para reiterar, por un tiempo, tuve que pensar en recordar hablar  con Dios primero, y   tuve que  pensar en hablar  con Él al final, pero la intención de mi corazón era justa, y lentamente con el tiempo comencé a  dirigirme a Dios sin tener que trabajar para que sucediera. Poco a poco se me ocurrió una idea: Esto fue un regalo.

 

¿Cuántos de nosotros le damos a Dios nuestros primeros frutos de algo? La idea  de los primeros frutos, es que era una ofrenda religiosa de los primeros productos agrícolas de la cosecha. En las religiones clásicas griega, romana, hebrea y cristiana, los primeros frutos se ofrecían al templo o a la iglesia.  Era una especie de diezmo, con la palabra diezmo que significa literalmente una décima parte, el concepto que significa: dar una décima parte. Especialmente para el apoyo de la iglesia. Primicias significaba marcar apropiadamente una porción del producto del campo como perteneciente a Dios.  Para la mayoría de los cristianos estadounidenses, la ofrenda de los primeros frutos se ha reducido a simplemente dar parte de nuestro dinero, y creo que incluso eso es reacio.

¿Marcamos apropiadamente una porción de cualquier cosa que decimos o hacemos como perteneciente a Dios? ¿Siempre tiene que ser exactamente el 10 por ciento? Algunas personas parecen estar siempre preocupadas por el 10 por ciento de su dinero. Su actitud es “¡10 por ciento para Dios, y NOVENTA por ciento para MÍ!” Y de alguna manera, en nuestras mentes, dar una porción a Dios siempre se centra en el dinero. Hay hay hay, dinero, dinero, dinero.  Las cadenas del caos y la hipnosis sobre el dinero son increíbles, ¿no?

De todos modos, ¿qué pasa con otras partes de nuestras vidas? ¿Nos damos cuenta de darle a Dios una parte de todo lo que hacemos? Jesús dijo en Marcos 12:29-31, “El primero de todos los mandamientos  es: ‘Escucha, oh Israel, Jehová nuestro Dios, Jehová es uno. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.  Este es el primer mandamiento. Y la segunda, es esta:  ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’.  No hay otro mandamiento más grande que estos”.

Hmmmm…. No veo nada en eso que hable de un porcentaje de nuestro dinero. De hecho,  no veo la idea de porcentaje en absoluto. Jesús dijo: “todos”. Toda tu respiración, todo tu pensamiento, todos tus sentimientos y todo tu impulso. Ah, y ama a tu prójimo como a ti mismo. La forma en que te tratas a ti mismo es cómo tratarás a tu prójimo, entonces, ¿cómo te amas a ti mismo? Es curioso cómo, aunque afirmamos creer que la ley está terminada y cumplida, la usamos, cuando es conveniente, para definir cuánto damos. Jesús dijo, no sólo “Sígueme”, que significa “haz la vida a mi manera”, sino que le demos todo y dejemos que Él decida cuánto dar.

¿Qué pasaría si le diéramos a Dios los primeros frutos de nuestra boca todos los días? ¿Qué pasaría si, nosotros que decimos que el Señor es Dios y vivimos nuestras vidas en Cristo para glorificar a Dios, qué pasaría si le diéramos nuestras primeras y últimas palabras, todos los días?  Eso ciertamente no afecta la billetera de nadie, por lo que no debería ser un gran problema, ¿verdad?  ¿Poner a Dios primero en el principio y el final de cada día? ¿No será eso una especie de primeros frutos?

Todo esto puede parecer pequeño, pero inténtalo, pon a Dios primero y último en tu día. Extrañamente… No es fácil, pero no puedo pensar en nadie, en ningún lugar que preferiría tener primero o último en mi día.  ¿Y exactamente por qué  creo que no es fácil? Bueno, honestamente, creo que  la mayoría de nosotros estamos mucho más ocupados de nosotros mismos que con Dios….  pensamos en nosotros mismos, para nosotros mismos,  en nosotros mismos más de lo que  pensamos  en  Dios.   Decimos con grandes palabras: “El Señor reina y es supremo en mi vida“, pero los detalles reales cuentan otra historia.

Intentemos algo: piensa en otras formas en que podemos hacer que Dios sea el primero y el último en todo lo que hacemos. ¿Qué tal si Dios fue la PRIMERA persona que consultamos antes de llamar a alguien para pedir consejo, en lugar de la última persona que buscamos DESPUÉS de haber buscado un asunto, DESPUÉS del consejo de nuestros amigos, DESPUÉS de haberlo buscado en Internet, DESPUÉS de haber luchado y lidiado con nuestras circunstancias?  Tal vez incluso DESPUÉS de haber fallado por completo, ENTONCES nos ponemos a pedir el consejo de Dios.  ¿Qué piensas hasta ahora?  Aquí termina la primera parte.

Gracias por leer, soy Social Porter para el Ministerio Viviendo en su Nombre.

Traducción por Alfredo Magni Sozzi.

Misericordia

¿Qué es lo que tiene el Señor en Su alacena? Una de sus mercaderías es: la misericordia… Una bendición que es un acto de favor divino y compasión, e incluye el tratamiento compasivo de aquellos en angustia y necesitan tolerancia.  Me gusta el significado de “tolerar”, el significado griego parafraseado es, “permitiéndonos vivir  un poco más para que podamos arrepentirnos”.  El Señor es pesado en misericordia, y misericordioso para darla.

Creo que la misericordia es muy escasa en estos días, se da y se recibe con avidez, pero, sin embargo, la verdad es que la misericordia es un bien muy importante y necesario. Es uno de los atributos más esenciales de Dios.

A lo largo de la Biblia, el Señor es considerado “Misericordioso y Agraciado” y es alabado por ello, como se ve en Salmos 103: 8.

La misericordia es tan importante, que el artista Caravaggio recibió el encargo en 1606 de pintar el famoso pieza de altar titulada Las Siete Obras De La Misericordia,  que alimenta a los  hambrientos, da de beber a los niños, protege a  las personas sin hogar, visita a los  enfermos, visita a los  prisioneros y entierra a  los muertos.

Jesús describe la misericordia paterna como “un don gratuito y generoso”. En Efesios 2:4 Pablo se refiere a la misericordia de Dios en términos de salvación: “Dios, siendo rico en misericordia, … incluso cuando estábamos muertos, Dios nos dio vida junto con Cristo”.

Creo que más que encontrar todos los lugares en la Biblia donde se habla de misericordia, estoy más interesado en la misericordia dentro de  nuestras propias vidas, de cerca y personalmente.

Como, ¿somos misericordiosos con nosotros mismos, lo que significa que guardamos rencor y recuerdo del pecado sobre nuestras propias cabezas mucho, mucho despuésde que Dios haya olvidado nuestros errores, muchas personas solo ven los ojos de Judas mirándolos desde el espejo?

¿Somos demasiado misericordiosos con nosotros mismos, con una tendencia a dejar que nuestro comportamiento se desenganche, pensando: “bueno, es así como soy”?  Y luego está la misericordia cuando Dios nos la extiende, en el sentido de que cuando el hombre perdió su capacidad de relacionarse con Dios, Dios tuvo extrema misericordia y  dio a Su Hijo, Jesús, para cerrar la brecha entre Él y los hombres.

¿Extendemos la misericordia de otras personas como Dios nos la extiende a nosotros?  ¿Dejarlos vivir como viven, morir como mueren, decidir lo que deciden sin que sintamos que tenemos que controlarlos?  La misericordia practicada en sabiduría y comprensión de que las personas son solo personas, y si todos obtuvieran lo que “merecían” y lo que era “justo”, no quedaría nadie vivo.

Un hombre me llamó por teléfono una vez, quejándose de la forma en que alguien lo trataba en una disputa de algún tipo. Dijo en voz alta con pasión: “¡Solo quiero lo que es justo! ¡Solo quiero lo que viene a mí, lo que es mío!” Tan amablemente como pude, escuché mi boca diciendo: “Si quieres lo que es justo y lo que viene a ti, entonces obtendrás un palo afilado en el ojo y esperar el infierno. Entonces, hablemos sobre lo que realmente quieres decir, ¿estás preparado para ello?”

¿Están tus bolsillos llenos de misericordia, o es la ley y la justicia tu preferencia, prefiriendo “línea por línea, y precepto por precepto?  Isaías 28:13 no estaba hablando de bendiciones que conoces.   Llamo a las personas que tienen la ley y la justicia como su preferencia, cantando “línea por línea, y precepto por precepto” como un peso, no alas,  los llamo “conductores de clavos”. Piensan que es su trabajo asegurarse de que todos estén debidamente golpeados en su lugar.

Un experto en ética, Jacob Appel, ha observado una disminución de la misericordia y un aumento de la retribución en una vida pública americana. Appel escribió:

“Una de las fallas evidentes, aunque con demasiada frecuencia pasadas por alto, de la América contemporánea es que nos hemos convertido en una nación obsesionada con nuestra propia idea de justicia y retribución.  Afirmamos ser La Tierra de los Libres, sin embargo, muchos han perdido de vista lo que significa ser encarcelado, negado de libertad  y sometido al aislamiento y la violencia.   Hemos llegado a creer, de la manera más altamente perjudicial o destructiva, que las personas deben obtener lo que merecen.  Qué cambio sería en nuestro intercambio público de ideas y conversaciones,  y en nuestra vida cívica si nos centráramos en cambio en la misericordia y el perdón. Una cultura misericordiosa y perdonadora típicamente se encuentra con menos ira, menos trastornos sociales y aún menos crimen.”

No sesguemos el tema de la misericordia aquí. No estamos hablando de irresponsabilidad y de ser pasivos sobre el comportamiento pobre o incorrecto … Dios es nuestra referencia en cuanto a lo que está bien y lo que está mal. Y no estamos diciendo que no haya un bien y un mal reales, porque seguramente los hay… Dios es el estándar, no los hombres o su comportamiento.  Estoy pidiendo que dentro de nuestra esfera de influencia….  ¿Tenemos misericordia de los demás, incluyéndonos a nosotros mismos, cuando hay luchas?

¿Tener un corazón de bondad al vernos a nosotros mismos y a los demás con compasión, y estar dispuestos a extendernos para acompañar a otros cuando las personas han perdido el camino a casa? ¿Somos compasivos cuando las personas se sienten agotadas y desgarradas, heridas y golpeadas, saqueadas y derrotadas por el constante quebrantamiento y sufrimiento de circunstancias viciosas?  ¿O somos buenos con lo que pasa siempre y cuando no nos pase a nosotros?

Veamos una parábola.  Lucas 10:25-35 es una historia interesante de cómo vemos a otras personas, nuestros propios valores de misericordia y las necesidades de los demás.  Jesús cuenta una historia con 8 personajes en ella, y cada persona tenía un nivel diferente de misericordia y una visión diferente de las necesidades de los demás.

Aquí está la lista de personajes: La víctima: un hombre que hizo un viaje de Jerusalén a Jericó, podría ser cualquiera de nosotros. Los ladrones: vieron a la víctima, a  quien golpearon y robaron, como alguien a quien explotar y obtener ganancias por la fuerza.  El levita y  el sacerdote: veían al hombre golpeado y robado como alguien que parecía un problema.  ¿Somos tú y yo en nuestra religiosidad?  El samaritano: vio al hombre golpeado y robado como alguien de quien tener misericordia y cuidar.  El encargado de la posada: vio al samaritano y a la víctima como alguien a quien ayudar siempre y cuando le pagaran.  También estaba Jesús, que estaba contando la historia, y el abogado que estaba escuchando.

Cada una de las personas en esta historia tenía una visión diferente de las necesidades de los demás.  Algunos de nosotros somos víctimas, con razón o sin ella, lo somos.  Hay algunos de nosotros que decimos ser creyentes, pero tenemos un prejuicio tan profundo, odiamos a algunas personas pero no podemos ver ni siquiera las cosas simples. Algunos de nosotros vemos a los demás como alguien a quien explotar y obtener ganancias, sin embargo, otros de nosotros vemos a las personas que tienen necesidades extremas como nada más que problemas, alguien que podría manchar nuestra reputación, preocupado de que algunos de sus “fantasmas malos” puedan atacarnos, con cuidado de no tocarlos pero diciéndoles: “¡Rezaré por ti! Abrígate y come mucho”. Muchos están dispuestos a servir a los demás en su necesidad, pero solo si hay algo para ellos, o tal vez vemos a las personas en su desesperación como alguien a quien cuidar y tener misericordia. Y luego, algunos de nosotros, como Jesús, vemos a las multitudes necesitadas y comprometidas como alguien por quien vale la pena morir.  O tal vez somos como el abogado, que parecía estar buscando una razón legal, basada en su conocimiento de la ley, para ejercer o no ejercer la compasión, siempre y cuando fuera legal, o para encontrar una falla en otros que pudiera explotar.

¿Ha tenido Dios misericordia de ti? Si Él ha tenido misericordia de ti, tú también puedes tener el don de misericordia. Si Él lo ha hecho EN ti, también te lo ha dado.    . ¿Cómo quién te ves a ti mismo? ¿Es real tu nivel de misericordia, Dios dio misericordia, o es solo indiferencia? La misericordia y la indiferencia a menudo se ven iguales. ¿Cómo quiénes nos vemos a nosotros mismos: una víctima, un ladrón, una persona religiosa, un samaritano, ¿un posadero?  ¿El abogado?  ¿Como Jesús?  ¿Cómo nos relacionamos con las necesidades de los demás? ¿Es a través de los ojos de la misericordia y la compasión? Un hombre preguntó recientemente: “¿Por qué los cristianos no harán gratis, lo que harán por dinero?” A menudo ayudaremos si alguien nos da dinero o un regalo. Seremos obedientes por dinero a un jefe que es abusivo, barreremos el piso por dinero, pero si alguien nos pide que barriéramos en la iglesia, de repente tenemos una actitud como: “¿Quién creen que son para decirme algo?” Guau!.

Seamos honestos con nosotros mismos y con el Señor, no contándonos un cuento de hadas para que nos veamos bien en el espejo, sino honestos ante el Señor. ¿Cuál eres? Si Dios te ha dado misericordia, entonces entrégala a otros. Pídele al Señor que te ayude a saber cómo hacerlo.

Deja que la misericordia, tu pasión por que están en la miseria fluya libre.  Recuerda que Jesús está abierto para el ejercicio de la misericordia hacia los hombres y las mujeres, en armonía con las exigencias de la verdad y la justicia.  En Cristo la misericordia y la verdad se unen y se casan, ambas están en nuestras manos para regalar como una gracia.  Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia.

Gracias por escuchar, soy Social Porter para el Ministerio Viviendo en su Nombre.

*Traducción por Alfredo Milford Magni Sozzi

Juegos de la Ultima Palabra

¿Viste algo de las cosas de la Convención Nacional Republicana o Demócrata hace un tiempo? No voy a opinar sobre qué partido político tiene razón o no, pero mi observación se centra en cómo funcionan estas convenciones políticas y qué hacen los medios de comunicación. Después de todo, he vivido el periodo de varios Presidentes de los Estados Unidos y he sido testigo de estos “Juegos de la Última Palabra” una y otra vez, hasta que el estómago nacional se dobla!

Vi a los delegados de la convención alentando a los oradores principales, seguidos de comentarios de la gente de noticias. Luego, a veces, podíamos ver un cambio hacia Juegos de la Última Palabra.  Las agendas volaron, dependiendo de la persona de los medios o el invitado que invitaron a comentar sobre los oradores. Es casi como ver a los Green Bay Packers jugar contra los Dallas Cowboys. Es un tipo de juego de última palabra a medida que el reloj avanza.

A veces veo este juego jugado cuando se aconseja matrimonios. “¡No, no dije eso!” “Sí, lo hiciste y…” después comienza cada uno a pisotearse el uno contra el otro. Ojalá pudiera decir que no he jugado el Juegos de la Última Palabra, pero no puedo.  ¿O qué tal un hombre y una esposa discutiendo sobre algo o algún otro, y justo en el crescendo, uno de ellos  se da la vuelta, escupe  una catarata puntiaguda y agresiva  de palabras arrojadas sobre su hombro, luego atraviesa una puerta y la cierra dando un portazo antes de que la otra persona pueda responder?

Los niños de primaria juegan cuando discuten con otros niños sobre quién es el número uno. Entonces los insultos vuelan y podríamos escuchar algo como “¡Tu madre usa botas de combate!”  Ojalá estuviera inventando esto, pero en realidad recuerdo haber escuchado eso cuando era niño. ¡Esas fueron palabras para armar una pelea!

La regla para los juegos de la última palabra es “Tendré el control. Dirigiré el espectáculo y si no me dejas, te lastimaré”.  Tener la última palabra significa “¡Yo gano y tú pierdes!”, como disparar un tiro de despedida sobre tu hombro al salir de la habitación, dejando a la otra persona sin más remedio que perder la discusión. Obtener la última palabra sirve como un argumento decisivo que compensará cualquier deficiencia en su lógica.  Obtener la  última palabra  en el momento, también trae la ventaja de que posiblemente pueda señalar su éxito en  el  debate como el  último argumento final para futuros debates. Sin embargo, si no ganaste el último debate,  los jugadores del juego de la última palabra a menudo afirmarán incesantemente y en voz alta que  tuvieron el tiro ganador de despedida.

Supongo que muchas personas piensan que, si puedes llegar a esa declaración fenomenal de la “verdad”, puedes enderezar a tu pareja. Desafortunadamente, es muy probable que una estrategia como esa durante una disputa solo erosione los sentimientos de confianza y buena fe. Puede que seas “técnicamente correcto”, pero en verdad, solo has hecho que tu pareja sienta que te importa menos la relación y más ganar.

Estos juegos siempre surgen de lo que yo llamo, juegos de un abrir y cerrar de ojos, o estrategias de eludir. Donde el pensamiento temeroso amenaza al jugador del juego de última palabra. Entonces “¡Boom!” el individuo comienza a actuar como un pez gordo, una persona dura o astuta: no es lo que están diciendo tanto como lo que no están diciendo lo que te controla. ¡Qué manipulador es ese pensamiento!

Creo que hay otra perspectiva que debería convencernos cuando estamos involucrados en un tire y afloje sobre quién tiene la última palabra. Dios tiene la primera palabra en nuestras vidas, y la verdad es que Él también tiene la última palabra. Ninguno de nosotros tenía la ventaja de decidir donde nacer, de qué color sería nuestro cabello o qué idioma hablaríamos. La primera palabra en nuestras vidas está en la providencia de Dios. Al final de las cosas, el Señor también tiene la última palabra. No podemos decidir cuándo morimos, cómo moriremos o dónde ocurrirá el final. Una vez más, eso está en la providencia del Señor. En 2 Crónicas18 en la Biblia el profeta le dijo a Acab que si iba a la guerra iba a morir. El arrogante Acab pensó que tendría la última palabra diciendo: “¡Me ocuparé de ti cuando regrese!”, Luego se fue a la guerra, demasiado confiado y de corazón duro. ¡Acab pensó que tendría la última palabra sobre la batalla, demostrando a todos que él era el Rey y que nadie podía decirle qué hacer! Como resultado, el hombre de Dios escuchó al Señor correctamente y Acab murió, asesinado por un soldado sin nombre. Podemos jugar juegos de última palabra, pero sinceramente, Dios es el que siempre tiene la última palabra.  En todo.

Aquí hay algo que hago para tener en cuenta esta brecha. En el acto, lo llamo de una manera objetiva. Luego, alentaré el arduo trabajo de dejar que otros piensen por sí mismos, que es lo que Jesús hizo con Pilato en Juan 18:34 al preguntar: “¿Es esta tu propia pregunta, o alguien te habló de mí? ”  Creo que el Señor respeta  a aquellos que son dueños de sus propias elecciones y conclusiones.  Dios siempre tiene la última palabra en nuestra vida.

Gracias por escuchar, soy Social Porter para el Ministerio Viviendo en su Nombre.

*Traducción por Alfredo Milford Magni Sozzi