Es sutil, pero nuestras preferencias dicen mucho de nuestro carácter.
Mateo 4:18-22, “Mientras caminaba por el mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón (que se llama Pedro) y Andrés su hermano, echando una red en el mar, porque eran pescadores. Y él les dijo: Síganme, y los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron sus redes y lo siguieron”.
Según entiendo las Escrituras, Pedro y Andrés tomaron una decisión en el momento. Tal vez antes de que Jesús viniera, estaban pensando en volver a la escuela o estaban pensando alrededor de la idea de hacer algo más que pescar. No sé. Pero, cuando Jesús se acercó y dijo: “Sígueme”, no se les presentaron tácticas de venta, no tenían que comprarse la idea. No se les prometió un gran salario, una oficina de la esquina, ni una influencia generalizada con el uso del comité local de marketing de la Sinagoga.
Estaban eligiendo… prefirieron seguir a Jesús antes que quedarse con su trabajo diario. Antes de eso, evidentemente, tenían preferencia por la pesca, después de todo, habían invertido en redes y barcos, habían hecho conexiones para comercializar su pescado, pero en ese momento exacto Jesús se acercó, sus preferencias cambiaron. ¿Qué estaba pasando que los hizo hacer tal cambio, pareciendo como girar en una moneda pequeña como esa?
En los últimos 20 años, Dios ha cambiado mis preferencias. Hubo un momento en mi vida en el que pensé que no me importaba de que manera u otra en qué restaurante comía, qué pelicula de misterio veríamos, si tenía lasaña, una hamburguesa o una ensalada para el almuerzo. No importaba qué restaurante porque me gusta una gran variedad de comidas, y mi objetivo era comer comida, sin embargo, eso sucedió. Realmente creía que no importaba … Yo era muy indiferente a muchas cosas. Realmente no me importaba lo que condujera, siempre y cuando comenzara, se detuviera, tuviera luces y me llevara del punto A al B y de regreso, consistentemente. Pensé que no me importaba si llevaba una camisa con cuello o una camiseta, porque en mi mente solo importaba que cubriera mi cuerpo … Color sólido, letra grande, letra pequeña, camisa vieja, camisa nueva, era muy practico en muchos de mis puntos de vista de la vida, creía que esas elecciones no eran demasiado importantes … O al menos eso pensaba. Bueno, déjame decirte, Dios tenía otro plan. Comenzó a hacerme preguntas, sacando mis preferencias que estaban enterradas bajo un mundo de pensamiento que dependía de la idea de que no quería ofender a nadie … No quería parecer quisquilloso y complicado … Solo quería llevarme bien. Toda esa influencia afectó la expresión de mis preferencias. La verdad era que, como Él me reveló a mi, yo tenía, de hecho, preferencias y estaba bien tenerlas. Hoy en día, puedo decir que prefiero las camisas con cuello y los zapatos de cuero, prefiero los jeans azules a los pantalones de vestir, prefiero quedarme en casa en lugar de salir por la noche, prefiero la verdad a escuchar cosas aduladoras. Prefiero la paz a la contención, que comienza con que yo no sea una persona contenciosa y combativa. Mi lista sigue continuando por un tiempo, pero entiendes la idea.
Cuando Pedro conoció a Jesús, creo que la presencia de Dios era tan persuasiva, que Pedro estaba dispuesto a cambiar de poseer sus preferencias a preferir las preferencias de Dios. Y no se si lo sabes, pero Dios tiene preferencias que creo que necesitamos conocer. Si vamos a ser como Jesús, entonces me parece que necesitamos saber lo que Él prefiere.
Yo diría que el Señor tiene una preferencia personal por la misericordia sobre el juicio. Prefiere el honor y la gracia sobre el deshonor y la desgracia, y la verdad sobre las mentiras. 2 Pedro 3:9, “El Señor no tarda en cumplir su promesa como algunos creen que es lentitud, sino que es paciente con vosotros, no deseando que ninguno perezca, sino que todos alcancen el arrepentimiento”.
Yo diría que el Señor tiene una preferencia personal por ser paciente, y Él preferiría cumplir Sus promesas. Él tiene la preferencia de que nadie perezca y prefiere que todos experimenten el perdón y la vida eterna. Desde el principio, el Señor tenía una opción, Él podía matar a todos o dar Su vida para que fuéramos salvos. Mátalos o sálvalos, y Él prefirió salvarnos. Prefería el sacrificio de Abel a lo que Caín trajo. Él tiene una preferencia personal de que un hombre y una mujer comprendan un matrimonio, y la lista de las preferencias de Dios sigue y sigue, ad infinitum.
Sus preferencias son un estándar para nosotros y fueron incorporadas en todo lo que Él creó. Las preferencias de Dios han preparado el escenario para el fin, desde el principio.
Me parece que conocemos bien las preferencias de nuestros hijos y amigos, pero ¿cómo es que lo llamamos Señor, Dios, Salvador, Todo-en-todo, Adonai y amigo, sin embargo, ¿parece que sabemos muy poco acerca de cuáles son Sus preferencias personales? En un nivel básico, un amigo conoce las preferencias personales de su amigo, ¿no merece Dios mucho más que todos ellos? Creo que nos correspondería saberlo.
¿Cuáles son sus preferencias? No solo estamos definidos por nuestras preferencias, sino que somos revelados por nuestras preferencias. Por ejemplo, lo que nos gusta y lo que no nos gusta se puede ver en cómo gastamos nuestro dinero. La mayoría de la gente no quiere que sepas a dónde va su dinero… Es muy revelador. ¿Qué tan bien conoces el gusto de tu familia entre una alternativa sobre otra? ¿Dirías que los mandamientos de Dios son representativos de Sus preferencias personales? ¿No es el Señor eternamente más importante que las figuras políticas de hoy, sin embargo, sabemos más sobre las preferencias de las personas famosas que el Señor, y me gustaría hacer algo al respecto? ¿Qué te parece?
Gracias por escuchar, soy Social Porter para el Ministerio Viviendo en Su Nombre.
Traducción por Alfredo Milford Magni Sozzi.