Meditando…. ¡Qué cosa tan ponderable sobre la que reflexionar!
Meditar es algo poderoso. Cuando era niño me dijeron que dejara que mi mente vagara para imaginar la vida desde un ángulo diferente, luego, otro adulto, me dijo que dejara de soñar despierto porque no estaba presente en el salón de la escuela. Fue muy conflictivo. Sin embargo, hasta el día de hoy, meditar en el Señor es mi gran adicción. No hay muchas cosas en esta vida en las que pueda hacer todo lo que quiera hasta que esté satisfecho, pero meditar y perseguir a Jesús es lo primero… y segundo, y tercero en la lista de prioridades. Curiosamente, meditar en el Señor siempre me deja satisfecho y siempre inspira mi necesidad de conocerlo más, todo al mismo tiempo.
Lucas 2:19, “Pero María atesoraba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. La palabra griega “sumballo” (soom-bal-o) se traduce aquí como “meditando”, y significa “combinar junto para comparar”. Para nosotros, la palabra representa nuestro método, que el Señor nos ha dado, para que aprendamos a llegar a conclusiones, ya sea para bien o no, habla de un proceso. “Meditar” sobre los acontecimientos del día es recordar las palabras y los acontecimientos del día, hacer un análisis comparativo en busca de la dirección de Dios, con la esperanza de que todo ello pueda arrojar más luz sobre el asombroso desarrollo de los días de nuestras vidas. A medida que meditamos, seguimos agregando a nuestra valiosa pila de tesoros, sosteniéndolo todo como posiblemente importante. Ponemos algunas cosas en un segundo plano y otras en un primer plano a medida que desempacamos nuestras meditaciones, extendiéndolas sobre la mesa de nuestro corazón para tomar “decisiones circunspectas”. Lo sacamos todo, lo hacemos rodar, lo consideramos de esta manera y de aquella… cada vez reorganizando las piezas de manera un poco diferente. Al meditar en los acontecimientos del día en la noche, podría poner la llamada telefónica para la próxima mañana de un amigo al frente, detrás de las Escrituras que leí. Luego, al recordar un sueño del otro día que parece relativo a las cosas del momento, podría archivarlo visiblemente detrás de los dos primeros. Dentro de unos días, podría reorganizarlo todo hasta que la palabra del Señor comience a ser clara, con cada reorganización presentada al Señor y comparada con los otros objetos de valor en mi bolsa.
Eso es meditar desde la perspectiva de Dios. No es solo soñar con lo que sea y dejar que cualquier cosa flote en nuestras mentes, es más específico y es una herramienta que Dios inventó para ayudarnos a “trabajar nuestra salvación con temor y temblor”. Note las palabras en Filipenses 2:12, “lleven a cabo”, que significa poner la mano para, pensar, considerar y tomar acción para lograrlo. Además, añadiré que también implica no ignorar las cosas que te estorban, en el sentido de que tendremos que “vivir con ello, hasta que nos ocupemos de ello”. ¿Con qué estás dispuesto a vivir, que no es bueno, para evitar ser incómodo e incomodado?
En 2 Reyes 19:14, Ezequías ha recibido una carta de los ejércitos de Siria que habían rodeado la ciudad para destruirla y tomar cautivos. La Escritura dice: “Ezequías recibió la carta de mano de los mensajeros y la leyó; y Ezequías subió a la casa de Jehová y la extendió delante de Jehová”.
¿Ven Uds. allí donde él “lo extendió delante del Señor”? Esa es una expresión del idioma hebreo que significa que dividió la carta en partes y páginas para obtener una mejor visión circunspecta, y luego hizo una invitación para que el Señor se uniera a él para meditar sobre los eventos del día. En los siguientes versículos, continúa pidiéndole a Dios Su sabiduría y ayuda. No solo lo extendió para meditar, sino que en el versículo 16 habla con el Señor acerca de todo esto como si estuviera conversando. Básicamente está diciendo: “Mira esta carta ridícula. Compruébalo Señor, esto es una locura, y lo que es peor, este arrogante rey o persona te está insultando, y eso está mal, mal, mal. ¿Qué quieres hacer aquí?, porque he mirado esto desde todos los ángulos diferentes y el camino no está claro sobre qué hacer”. Había meditado llegando a la conclusión de que solo Dios sabía qué hacer, y creía que la respuesta llegaría.
A veces, necesitamos “madurar una idea, ininterrumpidamente, meditando sobre el asunto”, dejando que nuestros patrones de pensamiento se parezcan más a una escalinata que simplemente a llenar un diagrama de bloques. Muchas cosas que el Señor extiende necesitan ser tratadas como vino. No te apresures, déjalo madurar, confía en que el Señor lo aclarará a su debido tiempo. Ya lo verás.
En Hechos 4:15 dice que “conferenciaban unos con otros”. La palabra “conferido” es la misma palabra traducida como “meditando”, como el ejemplo de María. Combinaban ideas, buenas y malas, hacían buenos puntos y discutían sobre contrapuntos para decidir un tema. Una escena similar se puede observar en Lucas 24, donde dos hombres caminaban hacia Emaús, y las Escrituras dicen que “hablaron y discutieron” mientras caminaban, en otras palabras, no era una charla ociosa, estaban inmersos en una conversación seria, reflexionando sobre las cosas recientes que habían sucedido. Discutieron y razonaron juntos con la intención de entender el corazón del Señor. Entonces Jesús apareció y comenzó a explicárselo, aunque en ese momento no lo reconocieron. A su debido tiempo, los ojos de su entendimiento se abrieron. Fue un gran momento revelador.
En Hechos 17, cuando Pablo estaba en Atenas, el verso 18 dice que “conversó” con los filósofos que se reunían para intercambiar ideas. La palabra “conversaron” es la misma palabra traducida anteriormente como “meditar”, lo que significa que Pablo escuchó, expuso ideas, puntos y contrapuntos, extendieron sus ideas para que pudieran verlas y sostuvieron cada una, comparativamente, para ver si “eran sostenibles”, por así decirlo. Ellos meditaron juntos.
Proverbios 4:26, “Medita la senda de tus pies; entonces todos tus caminos serán seguros“. Esa es una palabra ligeramente diferente, que significa “enrollar, doblar juntos, girar y pesar”, como alguien amasando una masa. Esa es la idea de Dios de meditar. Es una herramienta que el Señor nos dio para ayudarnos a tomar buenas decisiones en la vida, sin embargo, hay muchos que simplemente dan por sentadas las palabras de una persona respetada sin “trabajar” lo que el Señor les está diciendo específicamente. Nadie más que tú eres responsable de las personas a las que prefieres ceder, con respecto a lo que crees, cómo llegaste a esa conclusión y por qué crees que es una buena idea, lo que se llama “epistemología”.
Si no sostenemos cada parte de nuestras ideas, pensamientos y discernimientos ante el Señor, desenrollándola, sopesando la información y luego volviéndola a juntar de nuevo, ¿qué estamos haciendo realmente sino seguir ciegamente? El Señor nunca, jamás, pidió seguidores ciegos.
¿Qué te parece?
Gracias por escuchar, soy Social Porter para el Ministerio Viviendo En Su Nombre.
Traducción por Alfredo Magni Sozzi.