Todos tomamos una incalculable cantidad de decisiones, sobre todo, todos los días… Ya sea para tomar un sándwich o un batido de proteínas, para girar a la izquierda o a la derecha, para hablar o no, etc, etc, ya te lo imaginas. Vivimos nuestras vidas en un estado constante de elección basada en nuestro sentido desarrollado de preferencias. Somos conocidos por nuestras preferencias. El Señor ha dado poder a cada ser humano para que pueda tomar decisiones, algunas que cambian la vida, y otras tan sutiles que son prácticamente imperceptibles, las llamo microdecisiones. De “La Misión en Vacaville”, California, escrita por David Crone, la siguiente es una lista de grandes decisiones que pensé que valía la pena presentar para nuestra consideración, con esperanza, para influir en qué, cómo y por qué decidimos las cosas que elegimos.
“Estas son algunas de las decisiones que definen quiénes somos como comunidad y cómo elegimos vivir nuestras vidas. Estas decisiones no son destinos, sino viajes…”
- Hemos decidido que enseñar el Evangelio sin demostrarlo no es suficiente. La buena predicación, la buena doctrina y ser buenas personas no son suficientes.
- Hemos decidido que tener un buen club de iglesia no es suficiente, un buen compañerismo no es suficiente, y solo ser miembro de ese club no es suficiente.
- Hemos decidido que tener buenos estudios bíblicos es bueno, pero no lo suficientemente bueno, que simplemente llegar al cielo no es nuestra meta, y que saber acerca de Dios sin conocer y experimentar verdaderamente a Dios no tiene sentido.
- Hemos decidido que tener buenos programas no es suficiente, que el cambio sin transformación es intolerable, y que permanecer donde estamos no es una opción.
- Hemos decidido que regalar sin carácter es inútil.
- Hemos decidido que cantar canciones sin adorar está vacío, y tener reuniones sin que Dios aparezca no tiene sentido.
- Hemos decidido que tener fe sin obras no es suficiente y tener obras sin amor no es aceptable, que nuestra función surge de nuestra relación primero con el Padre y segundo con los demás.
- Hemos decidido que leer sobre el libro de los Hechos sin vivir el libro de los Hechos es impensable.
- Hemos decidido que la fe confiada es buena y la fe audaz es mejor.
- Hemos decidido que escuchar acerca del Espíritu Santo sin experimentarlo es una tontería, que creer en Su presencia sin verla manifestada en señales y maravillas es hipocresía, que creer en la sanidad sin ver a las personas sanadas es absurdo, y que creer en la liberación sin que las personas sean liberadas es absolutamente ridículo.
- Hemos decidido ser llenos del Espíritu Santo, guiados por el Espíritu Santo y empoderados por el Espíritu Santo; cualquier cosa menos no funciona para nosotros.
- Hemos decidido ser los que cuentan las historias del poder de Dios, no los que escuchan sobre ellas.
- Hemos decidido que vivir salvos, pero no sobrenaturalmente es vivir por debajo de nuestro privilegio y con menos, de por lo que Cristo murió.
- Hemos decidido que somos un barco de guerra, no un crucero, un ejército no una audiencia, las Fuerzas Especiales no los espectadores, los misioneros no los miembros del club.
- Hemos decidido valorar tanto a los pioneros como a los colonos: pioneros para expandir nuestro territorio y colonos para construir en esos territorios. Pero no somos okupas, personas que ocupan espacio por el que otros han luchado sin mejorarlo.
- Hemos decidido ser infecciosos en lugar de inocuos, contagiosos en lugar de puestos en cuarentena, mortales en lugar de benignos.
- Hemos decidido ser amantes radicales y dadores elocuentes.
- Hemos decidido que somos una estación misionera y no un museo.
- Hemos decidido que es mejor fracasar mientras buscamos lo imposible que Dios ha planeado para nosotros que tener éxito conformándonos con menos.
- Hemos decidido que nada menos que Su Reino venga y Su voluntad se haga en nuestro mundo como lo es en el cielo nos va a satisfacer.
- Hemos decidido que no estaremos satisfechos hasta que nuestro mundo clame: “Estos que han transformado el mundo entero también han venido aquí” (Hechos 17: 6).
Me doy cuenta de que es mucho en lo que pensar, pero si simplemente comenzamos el proceso de pensar, pensar, pensar y considerar cuidadosamente ante el Señor…Nuestras decisiones, elecciones y preferencias cambiarán. Dejemos que nuestras decisiones sean más una determinación de poner nuestro rostro hacia la vida para un gran progreso. Debemos decidir poner esas decisiones en marcha, soltar el embrague y seguir el camino como Dios ha diseñado para nosotros.
Gracias por escuchar, soy Social Porter para el Ministerio Viviendo en Su Nombre.
Traducción por Alfredo Magni Sozzi.