¡No te rindas!

¡No te rindas!

Traducción por Alfredo Magni Sozzi

         No te rindas, estamos demasiado cerca para irnos a casa y ahora no es un buen momento para renunciar.

         Los medios de noticias reportan tanto desaliento que parece difícil para la mayoría escapar de la avalancha de malas noticias. A veces parece que hay un flujo tan continuo de mentiras e información engañosa que más de una persona simplemente ha apagado las noticias. Dudo que sea porque están enterrando la cabeza en la arena, es solo que ya no saben a quién creer ni saben qué es verdad. Creo que, en general, muchos se sienten subestimados, anónimos, empleados mundanos, habitantes de búnkeres atrapados en el espiral descendente de un mundo que se derrumba.

Tengo un llamado en mi corazón hoy, uno que dice: “No te rindas“. Sé que es nuestra elección si continuamos con el Señor o no, y entiendo bien que cualquiera de nosotros puede renunciar a nuestras relaciones y simplemente deambular por el desierto. Pero estamos tan cerca de la meta. Estamos cada uno en esta carrera, estamos en la pista. Nuestros pies se están moviendo, estamos en el juego y estamos a solo centímetros de la línea de meta y Dios está trayendo la resolución cerca de nuestras manos, y ahora, en este momento, ¿algunos de nosotros queremos renunciar? Por favor, no. Dios tiene un destino para ti y está a solo unos centímetros de tu mano, a la vuelta de la esquina. Sigue poniendo un pie delante del otro, sigue leyendo tu Biblia, sigue orando, no te rindas. Estamos casi llegando a casa y este no es momento de dejar de alcanzar a Jesús.

A veces las cosas van mal, y la vida parece una subida cuesta arriba, es inevitable en algún momento u otro. Cuando es poco nuestro dinero, lo que debemos es abrumador; cuando nuestras lealtades parecían haberse convertido en obligaciones, y nuestra respiración parece que no encuentra aire; cuando sentimos que la vida y las circunstancias nos acaban de aplastar, déjame animarte: “No te rindas!”, ahora no es el momento de hacerlo.

En Hechos 27:24, Pablo relata la visita de un ángel: “Anoche estuvo a mi lado un ángel de Dios, ángel de este Dios a quien sirvo, diciéndome: “No te rindas, Pablo”. Todavía vas a presentarte ante César, y todos los que navegan contigo también lo lograrán”. No nos permitamos el cansarnos de hacer el bien. A su tiempo recogeremos una buena cosecha, ten paciencia, ya verás, Dios cambiará las cosas a tu favor. Mantente firme y rehúsate a ser movido de tu posición de Fe. Mírate a los ojos, y dite en el espejo cada mañana, diciendo: “No seré movido, de confiar en Dios”.

Una vez intenté iniciar un grupo de oración de pastores de tres condados. Llamé a todas las puertas de las iglesias que pude encontrar, llamé a cualquier miembro del liderazgo que contestara el teléfono y les pregunté si había un grupo de oración pastoral en el área de los tres condados, ¿estarían dispuestos a asistir? Todo lo que encontré era que si se formaba un grupo así, les gustaría asistir. Sin embargo, sorprendentemente, ninguno se ofreció a ayudar, ninguno se ofreció a facilitar, ninguno ofreció ningún estímulo. En general, solo se quedaron mirando. Después de 2 meses de preguntar, tocar y perseguir a los líderes del área, me desanimé y me fui a casa. Me sentí agotado por la falta de respuesta. Más tarde me mudé a otra ciudad. Muchos meses después regresé al área para visitar a unos amigos y el domingo visité su reunión matutina en la iglesia. Al final, el pastor anunció un grupo de oración de pastores de los tres condados y si alguien estaba interesado, estaba invitado a asistir. Estaba tan sorprendido que casi me caigo de la silla. El anciano pastor volvió a mí, gentilmente me estrechó la mano, sonrió y dijo: “Renunciaste demasiado pronto. Te rendiste. Tenías el interés de todos, y tu línea de preguntas despertó a la gente y les dio esperanza de unidad y armonía. Pero renunciaste antes de ver el fruto de tu trabajo, hijo, y simplemente te fuiste a casa. No te rindas, no renuncies”. Hizo una pausa, su barbilla tembló levemente y sus ojos se aguaron un poco, luego dijo: “No puedes renunciar, hijo. Ahora no. ¡Estamos demasiado cerca!”.

Así que te estoy compartiendo esas mismas palabras: “No renuncies, No te rindas”. No puedes simplemente renunciar. No ahora. Estás demasiado cerca y ya casi estás llegando a casa.

Gracias por escuchar, soy Social Porter para el Ministerio Viviendo en Su Nombre.

Traducción por Alfredo Magni Sozzi.

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