¡Ting!

                    ¡Ting! ¿Escuchaste eso? Escucha de nuevo, “¡Ting!” Ese es el sonido en el Espíritu cuando el Señor nos da ideas. “¡Ting!” Ah, ahí está de nuevo. No es grande, no es una roca en tu sala de estar, sino el sonido del Señor que nos pasa sueños y visiones, como semillas plantadas en nosotros que crecerán hasta convertirse en cosas fructíferas en su tiempo. (¡Ting!)

Cuando era un niño pequeño, un niño muy pequeño, mi papá decidió que sería bueno para mí comenzar a aprender a jugar con la pelota de beisbol. Me consiguió el guante más pequeño que pudo encontrar y salimos al patio trasero, él a un lado y yo al otro. No tenía ni idea de lo que se suponía que debía hacer, ya estaba encantado de estar afuera con mi padre, pero no tenía idea de lo que vendría después.

Lo recuerdo como si fuera ayer. Me dijo algunas palabras extrañas, como: “Te voy a tirar la pelota y tú tratas de atraparla”. No tenía ni idea de lo que quería decir con “tirarte la pelota” y no tenía ni idea de cómo iba a hacer una cosa extraña llamada “atrapar”, ni estaba lo suficientemente coordinado como para atrapar nada. Me lanzó la pelota con cuidado y, por supuesto, la pelota me golpeó el pecho y cayó al suelo. Luego me dijo algunas otras palabras en otro idioma extranjero como: “ahora tíramela a mi”. Esto siguió y siguió hasta que comencé a tener la idea de algo tan simple como “jugar a la pelota”. Con el tiempo, aprendí a tirársela y jugar con él, y creo que tenemos que aprender a jugar con Dios. ¡Ting! Ahí está de nuevo, ese sonido de Dios lanzándonos la pelota.

Sabes, si el Señor no se revela a Sí mismo a nosotros, simplemente no lo veremos, después de todo, ¿cómo te relacionas TÚ con Dios? Digamos. ¿Cómo te relacionas con Él? Dios nos da ideas de sí mismo para que podamos identificar. A menudo son pequeñas, como una hoja que flota en el viento frente a nosotros, ideas que Él sopla a través de nuestra mente. Sigue pasando las ideas frente a nosotros, hasta que un día, ¡Ting!, comenzamos a tener la imagen. A veces tengo que reírme para mis adentros cuando escucho a otro creyente decir: “Oye, se me acaba de ocurrir esta gran idea”. Se te ocurrió, ¿eh? ¿Todo por ti mismo? ¿Realmente?

El Señor nos habla en lugares inverosímiles y en momentos inverosímiles, y tenemos que mejorar en el juego de la pelota. (¡Ting!) Tiene la extraña habilidad de inspirarnos con ideas que utilizan nuestros talentos sin importar dónde estemos.

George Friedrich Händel fue un músico y compositor alemán, y personas poderosas le pagaron para que compusiera música para celebraciones, producciones musicales y adoración. Una de las obras más famosas de Händel, El Mesías, trata sobre la vida de Cristo e incluye orquesta, coro y solos. Händel escribió El Mesías en solo 24 días durante el verano de 1741, solo en una habitación. Un sirviente escuchó a Händel decir: “Pensé que veía todo el cielo delante de mí y al gran Dios mismo”. Cuando escuchamos el “Coro del Aleluya”, también podemos sentir que estamos vislumbrando el cielo. Apostaría cualquier cosa, todo comenzó con una pequeña melodía, en algún lugar de su cabeza, y se hizo más fuerte, y sintió una pequeña motivación creciente, y más clara, hasta que fue predominante y presente. Después, un día, tuvo otra gran idea: escribir la música. ¡Ting!

¡Presta más atención al Señor que a Facebook o Instagram! Para mí, Dios tiene mucho que decir y realmente me gustaría escucharlo. ¿Recuerdas aquella vez que tuviste la pequeña idea de llamar a fulano de tal, y cuando lo hiciste, se sintieron realmente animados? (¡Ting!) Así es, fue Dios quien te lanzó la pelota. ¿Qué tal esa vez que tuviste la idea de sentarte al lado de ese niño en el autobús, y fuiste amable y estabas genuinamente interesado a pesar del viaje corto? (¡Ting!) Así es, era el Señor el que te lanzaba la pelota. ¿Recuerdas aquella vez que tuviste la idea de llevar a unos amigos al cine y fue un gran momento? Sí, (¡Ting!), es muy probable que haya sido Dios quien te haya dado la idea. Hubo un momento en que de repente tuviste la idea de enviarle a alguien una tarjeta de felicitación y escribir algunas cosas bonitas en su interior, y mucho más tarde descubriste que la estaban pasando mal y ese poco de amabilidad pudo alegrar su día. (¡Ting!)

Ahora bien, no TODAS las ideas son ideas de Dios y, es la verdad, necesitamos practicar un poco de discernimiento. Solo estoy diciendo, oye amigo, Dios se está comunicando con nosotros, ¿estamos prestando atención? No todas sus comunicaciones suceden en la escala de un gran letrero publicitario con luces brillantes. Si fuéramos honestos, ¿no le hemos pedido todos al Señor que nos hable, tal vez incluso admitiéndole que no entendemos, así que ¿podría Él hacer que las palabras o la visión sean más claras? ¡Seguro! Creo que hay otro lado de eso que dice que también tenemos que estar más interesados en prestar atención y mirar un poco mejor a nuestro alrededor. Sus oportunidades abundan. ¿Estás escuchando y con los ojos mirando? (¡Ting!)

En una nota de despedida, enviar mensajes de texto, redes sociales, ver televisión o jugar juegos de computadora pueden robarnos Sus oportunidades y robar mucho tiempo, y ¿no sabes que al enemigo le encanta que estemos tan ocupados con todo lo que no sea el Señor, que perdemos oportunidad tras oportunidad? Estar en posición de jugar pelota con Dios (¡Ting!) es un regalo, y si pierdes la pelota, no dejes que te afecte, “Supongo que, ahora que he perdido las oportunidades de Dios, Él ya no vendrá a tocar a mi puerta. Bueno. Supongo que iré a pararme bajo la lluvia”. Vamos, hombre, inténtalo de nuevo, inténtalo e inténtalo y inténtalo, porque eventualmente, te volverás bueno atrapando la pelota e incluso podrás devolverla. Dios no es frágil y no podemos huir de él. Nadie tiene ese poder. ¿Qué te parece?

Gracias por leer, soy Social Porter para el Ministerio Viviendo En Su Nombre.

Traducción por Alfredo Magni Sozzi

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